EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO -13-


 

PRIMERA LECTURA


 Lectura del libro del Génesis 14, 18‑20
Sacó pan y vino 

            En aquellos días, Melquisedec, rey de Salen, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino y bendijo a Abrán, diciendo: 
-“Bendito sea Abrán por el Dios altísimo, creador de cielo y tierra; bendito sea el Dios altísimo, que te ha entregado tus enemigos.” 
Y Abrán le dio un décimo de cada cosa. 
Palabra de Dios.   

REFLEXIÓN

UN SIGNO QUE APUNTA A JESÚS     

                El pasaje muestra el momento en que Abrahán se encuentra con el sacerdote Melquisedec después de haber liberado a su sobrino Lot y haberle recuperado todo el botín que le habían sustraído al rey de Sodoma. Abrahán se acerca al sacerdote Melquisedec para hacer un sacrificio de acción de gracias a Dios por el desenlace de la contienda (Gn 14, 13-16.  21-24)
            Melquisedec es rey de Salém, sin embargo, aunque no pertenece a la familia de Abrahán, lo reconoce y lo respeta, con lo que pasa a ser una figura dentro del pueblo de Israel que lo considera una figura que remite al rey David; más adelante se asimilará también con el Mesías esperado y, en consecuencia, su imagen llega hasta el NT. Como un signo del sacerdocio real de Cristo
            ¿Por qué adquiere Melquisedec esa relevancia dentro de la tradición bíblica?
            -Por su actitud con Abrahán: Melquisedec dio gracias al Dios Altísimo, ofreció los dones y bendijo a Abrahán indicando que era reconocido como padre de un gran pueblo para el que el sacerdote pide  los bienes y la vida.
            -La ofrenda que hace  es la de pan y vino, que son dos elementos de una importancia enorme en todas las religiones: el pan y el vino están conectados directamente con la riqueza de la tierra que es vida para el hombre y esto es una manifestación de Dios en la misma naturaleza con la que cuida del hombre. Por lo tanto, Dios se manifiesta como un Dios de Vida y no de muerte en los signos más sencillos y elementales de la creación que, además, la pone a disposición del hombre como signo de comunión con él.       

Salmo responsorial Sal 109, 1. 2. 3. 4 (R.: 4bc)  

R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. 

Oráculo del Señor a mi Señor:
“Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos estrado de tus pies.” R.
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. 

Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos. R.
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. 

“Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré,
como rocío, antes de la aurora.” R
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. 

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
“Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec.” R
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.   

SEGUNDA LECTURA  


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios  11, 23‑26
Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor 

            Hermanos: 
            Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido:
Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: 
            -“Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.” 
            Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: 
            -“Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.” 
            Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva. 
Palabra de Dios.   

REFLEXIÓN 

“ACTUALIZACIÓN DE LA ALIANZA”    

            El texto recoge la tradición que Pablo ha recibido y que considera es lo más fiel al original y auténtico que existe: su conexión con lo que Cristo ha dejado como herencia es inapelable.
            De alguna manera es la afirmación que corrobora la autenticidad de lo que viene haciendo en la celebración de la cena del Señor, frente a todo lo que se está queriendo introducir  que distorsiona por completo el sentido de lo que el Señor quiso, hizo y pidió que se siguiera haciendo en memoria suya.
            En corinto estaban ocurriendo cosas que rompían con lo que Cristo había querido dejar como expresión de la Nueva Alianza: habían llegado a convertir la Eucaristía en una simple fiesta, en un encuentro sin conexión alguna con la historia y con el encargo que Jesús había dejado (11, 18-21).
            Pablo retoma esta conexión y la acentúa frente a los que han convertido la Eucaristía en una fiesta, un acto social y amistoso.
            Pablo recupera el sentido de lo que Jesús había hecho:  en aquella cena, Cristo recogió toda la historia de su pueblo, la historia del compromiso de Dios con el pueblo  y que este acto significa una renovación de este compromiso cada vez que se realiza y no se trata de un recuerdo de algo que se hizo; ese cáliz que se consagra es la renovación de la Nueva Alianza hecha con la sangre de Cristo
 

Aleluya Jn 6, 51
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo -dice el Señor-;
el que coma de este pan vivirá para siempre.
 

EVANGELIO  


Lectura del santo evangelio según san Lucas 9,  11b‑17
Comieron todos y se saciaron 

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban. 
Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: 
-"Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado." 
Él les contestó: 
-"Dadles vosotros de comer." 
Ellos replicaron: 
-"No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío." 
Porque eran unos cinco mil hombres. 
Jesús dijo a sus discípulos: 
-"Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta."
Lo hicieron así, y todos se echaron. 
Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos. 
Palabra del Señor.  

REFLEXIÓN 

“HACED ESTO EN  MEMORIA MÍA”    

Cuando los pfrimeros cristianos, despuás que había muerto Jesús, se encontraban, no podían evitar el recordar las palabras que Él les había dicho: “Cuando estéis reunidos haced esto en memoria mía y sabed que en medio de vosotros estoy yo”.
            S. Pablo recoge esto como la tradición más antigua y auténtica de todo lo que ha recibido y siente que  es el signo vivo de la presencia de Jesús en medio de los suyos, lo que hace que la fe se sustente y su mensaje no pierda actualidad.
            Este momento del encuentro eucaristico es una actualización constante del encuentro con Cristo: en él vuelve a resonar su voz  cuando leemos el evangelio y aparece vivo su mensaje que se escribió precisamente para que quedara intacto y en él vemos y palpamos los sentimientos y la forma viva de actuar, sentir y pensar de Jesús.
            Vuelven a repetirse las palabras de Jesús en aquel momento solemne que tanto tiempo había deseado celebrar: “Tomad y comed todos porque esto es mi cuerpo… bebed todos de este cáliz porque esta es mi sangre que se derrama por todos los hombres, como la nueva alianza que hago con vosotros”
            Y en este momento, nosotgros hacemos una confesión de nuestra fe, un acto de aceptación de esa alianza y un compromiso de ser testigos de lo que Él ha hecho en todos los  rincones del mundo: “Anunciamos tu muerte,proclamamos tu resurrección, ven, Señor, Jesús”.
            En ese encuentro, Jesús es el centro y, como en aquel momento cumbre, todos estamos pendientes de su palabra, de sus gestos, y nos sentimos identificados con todo lo que Él nos indica que es fundamental: el respeto a Dios Padre que nos salva y pide que no nos postremos ante nada ni ante nadie; Él quiere establecer el reinado de la paz como resultado de la puesta en práctica de la justicia, del amor y de la verdad con lo que se conseguirá la felicidad para todos y ésta es su voluntad y su deseo, por lo que debemos emplear nuestras vidas y en esto nos jugamos nuestyra felicidad.
            Teniendo esto presente, lo demás nos vendrá por añadidura: el pan, el trabajo, la salud, el perdón y la fuerza para hacer frente a las tentaciones y a todos los peligros que la vida nos presenta… todo esto se lo expreamos con la oración que Jesús nos dejó para que nos dirijamos al Padre.
            Terminado este momento en el que nos ponemos en contacto con Dios Padre por medio de Jesús, nos disponemos a recibir de sus manos el pan que nos reparte, que es su cuerpo, su vida, su Espíritu para que a su lado nos dediquemos a construir su proyecto del Reino para lo que Él ha venido y en lo que ha entregado su vida.