DOMINGO TERCERO DEL TIEMPO ORDINARIO -A-

PRIMERA LECTURA 

Lectura del libro de Isaías 9, 23- 9,3
En la Galilea de los gentiles el pueblo vio una luz grande 

En otro tiempo el Señor humilló el país de Zabulón y el país de Neftalí; ahora ensalzará el camino del mar, al otro lado del Jordán, la Galilea de los gentiles.
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras, y una luz les brilló.
Acreciste la alegría, aumentaste el gozo: se gozan en tu presencia como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín.
Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro los quebrantaste como el día de Madián.
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN 

OPOSICIÓN A LA ESPERANZA   

                  El momento que describe el profeta es tremendo: el pueblo no ha querido escuchar y al final ha tenido que cargar con las consecuencias; Isaías hace alusión a la batalla que da el rey asirio en Teglafalasar el año 732 a.C. donde somete a dos tribus del norte: Neftalí y Zabulón a cuyos dirigentes deporta y los humilla.

                  El profeta toma esta imagen para expresar la situación a la que ha llegado el pueblo y, en esa situación, cuando se han perdido ya todas las fuerzas, todas las esperanzas, y toda la confianza en sus líderes, hasta el punto que también está en tela de juicio la misma fe en Dios…

           Ahí, cuando se ha perdido ya todo y cuando se ha entrado en un callejón sin salida y se ha entrado en la tiniebla total, irrumpe el profeta con el anuncio de una nueva luz que alumbra a todos los que viven en las tinieblas y anuncia un futuro glorioso hacia el que camina el pueblo, experimentando un gozo y una alegría inmensa: “como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín”.

                  El profeta anuncia que esa alegría es debida a que Dios va a quitar el yugo pesado de los asirios, de la misma manera que en otro tiempo Gedeón, con la ayuda de Dios, quitó el yugo opresor de los madianitas al pueblo. La presencia de Dios se convierte en gloria para su pueblo.

                  Cuando intentamos trasladar esta situación a nuestra realidad para que la ilumine, vemos que, aparentemente no tiene que ver nada una cosa con otra: no tenemos una potencia concreta que nos aplaste… ¡Depende cómo se mire! Pero tenemos en cambio un sistema que atropella y no tiene en cuenta la dignidad de la persona, ni busca su felicidad ni la Paz para el mundo, sino engordar sus intereses y dominar con el poder.

                  Existe a su lado una casta política al servicio de ese “sistema” que arrastra al pueblo a la humillación. Mientras tanto, todos esperamos “alguien” que deje brillar la LUZ que Cristo nos trajo: la Alegría, la Justicia, la Verdad y la Paz. Todos dicen que buscan y desean lo mismo, pero en cambio, lo que para unos es luz, para los otros es tinieblas y al contrario. Y cada vez se pone el horizonte más oscuro. 

Salmo responsorial Sal 26, 1. 4. 13‑14


V/. El Señor es mi luz y mi salvación. 

R/. El Señor es mi luz y mi salvación. 

V/. El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida; ¿Quién me hará temblar?
R/. El Señor es mi luz y mi salvación. 

V/. Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor por todos los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor contemplando su templo.
R/. El Señor es mi luz y mi salvación. 

V/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.
R/. El Señor es mi luz y mi salvación. 

SEGUNDA LECTURA 


Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 1, 10‑13. 17
Poneos de acuerdo y no andéis divididos. 

Hermanos:
Os ruego en nombre de nuestro Señor Jesucristo: poneos de acuerdo y no andéis divididos.
Estad bien unidos con un mismo pensar y sentir.
Hermanos, me he enterado por los de Cloe de que hay discordias entre vosotros.
Y por eso os hablo así, porque andáis divididos diciendo:
«Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de Cristo.»
¿Está dividido Cristo?
¿Ha muerto Pablo en la cruz por vosotros?
¿Habéis sido bautizados en nombre de Pablo?
No me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.
Palabra de Dios 

REFLEXIÓN 

¡POR DÓNDE ANDAMOS?    

                  El texto de S. Pablo a los Corintios que nos trae la liturgia de hoy, viene a ser una respuesta perfecta a la situación que estamos viviendo.

                  En Corinto parece que la comunidad andaba dividida, pues no es la fe en Jesucristo y en su reino lo que marca el camino, sino los intereses particulares de algunos que manipulan las enseñanzas de los apóstoles e instrumentalizan el nombre de ellos para crear la división y el desorden.

                  Han surgido varios grupos que están creando discordia y rompiendo la unidad y la comunión. Pablo pone los puntos sobre las íes: No hay otra verdad ni otro evangelio que el de Jesucristo ¿Cómo es que unos están con Pedro, otros con Pablo, otros con Apolo…? ¿Acaso cada uno está predicando otro mensaje que no sea el de Jesucristo?

                  Pablo pide que reflexionen: “Os ruego en nombre de nuestro Señor Jesucristo: poneos de acuerdo y no andéis divididos”. No se puede romper la unidad ni la comunión por ideas partidistas, ni por acepción de personas.

                  Pablo frena este error que puede convertirse en uno de los grandes escándalos: la comunidad dividida en nombre de Jesucristo, es decir: todo lo contrario a lo que Cristo predicó y, encima, se le pone a Él como pantalla.

                  Cuando leemos esto y miramos a nuestro alrededor, no queda más remedio que bajar la cabeza avergonzados, pues hemos roto todo lo que Él nos dejó: ya no se trata  solo de seguir a un “líder” (Joseph, Karol, Francisco…) o a cualquier otro santo fundador y, cada uno se convierte  en su propio referente y monta su iglesia  a su medida… y, si bajamos al terreno del andar por la calle, nos encontramos que cada uno  sigue sus inquietudes, sus ideas, sus principios y se convierte en maestro y guía de si mismo y, si no tuviéramos bastante, incluso justificamos nuestra fe apoyándonos en ideologías políticas que van desde  “destruir al infiel” hasta apoyar el odio a Dios y apoyar un programa cuyo objetivo es destruir a la iglesia y a todos los cristianos. Y mientras tanto, nos seguimos llamando cristianos. ¡¡Es, sencillamente surrealista!!
 

Aleluya Mt 4, 23 

Aleluya, aleluya.
Jesús predicaba el Evangelio del Reino,
curando las enfermedades del pueblo.
Aleluya. 

EVANGELIO 


Lectura del santo Evangelio según San Mateo 4, 12‑23
Vino a Cafarnaúm para que se cumpliese lo que había dicho el Profeta Isaías 

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el Profeta Isaías:
“País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.”
Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: -Convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos.
(Paseando junto al lago de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores.
Les dijo:
-Venid y seguidme y os haré pescadores de hombres.
Inmediatamente dejaron las redes y le siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamo también.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del Reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.)

Palabra del Señor 

REFLEXIÓN 

CAMBIAR LOS CORAZONES 

            “Comenzó Jesús a predicar diciendo: convertíos, porque está cerca el reino de los cielos…”

            Efectivamente, el reino de los cielos ya se había hecho presente con su persona, pero su presencia producía rechazo de la misma manera que lo produce hoy. Su invitación sigue sonando hoy en nuestros pueblos, en nuestras instituciones, en cada una de nuestras personas… Pero ¿Qué es lo que tenemos que cambiar para que su presencia ilumine y produzca alegría en lugar de rechazo?

            Basta mirar el panorama mundial: la pobreza, el dolor, el hambre, la esclavitud…  lejos de desaparecer, cada vez aumenta en número y en crueldad. Y es que el ser humano se ha apartado de Dios que es Amor, Justicia, Verdad, Bondad… y se ha  postrado  ante el dios dinero y poder, cuya espiritualidad es la avaricia y la codicia; el culto que exige es la mentira, la extorsión, el odio la violencia y la muerte, que son sus grandes valores.

            El cambio que está pidiendo Jesús es radicalmente opuesto: hay que dejar la idolatría y cambiar el corazón para apartarse de ese camino.

            Los sistemas políticos y sociales que están en el marco del dios dinero y poder, por mucho que digan y prediquen, todo será una farsa, mientras no rompas sus estructuras y se pongan al servicio de la JUSTICIA, de la VERDAD y de la PAZ.

            El gran cambio que está exigiendo el mundo: que se ponga LA PERSONA como horizonte y objetivo de toda acción social, política, religiosa y económica; en consecuencia, hay que empezar por donde Jesús empieza: por abajo, y no por arriba: por el más débil hasta llegar al más fuerte; es decir: hay que invertir el sistema de valores y de intereses y, todo lo que no sea eso, no será otra cosa más que parches para seguir con lo mismo: seguir arrodillados ante el poder del dinero.

            Al mismo tiempo que se realiza este cambio, hay que sanar todas las heridas físicas, síquicas, morales, espirituales… para poder desterrar todos los resentimientos y posibilitar así la confianza, la fraternidad y la PAZ

            Todo esto que se pide cambiar a nivel de estructuras,  hay que comenzarlo a nivel personal, pues no se puede crear la paz con personas violentas, de la misma manera que no se puede establecer una democracia con dictadores.