PRIMERA
LECTURA
Permanece de pie en el monte ante el Señor
Lectura del primer libro de
los Reyes. 1 Re 19,
9a. 11-13a
EN aquellos
días, cuando Elías llegó hasta el Horeb, el monte de Dios, se introdujo en la
cueva y pasó la noche. Le llegó la palabra del Señor, que le dijo:«Sal y permanece de pie en el monte ante el Señor».
Entonces pasó el Señor y hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y quebraba las rocas ante el Señor, aunque en el huracán no estaba el Señor. Después del huracán, un terremoto, pero en el terremoto no estaba el Señor. Después del terremoto fuego, pero en el fuego tampoco estaba el Señor.
Después del fuego, el susurro de una brisa suave. Al oírlo Elías, cubrió su rostro con el manto, salió y se mantuvo en pie a la entrada de la cueva.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
DIOS NO ES VIOLENTO
El pasaje del libro de los Reyes nos presenta el
momento crítico en el que Elías pierde el control de la situación que le
sobrepasa y tiene que esconderse en una cueva.
La
situación no es favorable y le hace sentir la incertidumbre, el miedo el
terror, la pequeñez humana…
El
panorama que describe el autor representa la situación interna del profeta que
siente la llamada de Dios que le pide que pierda el miedo y que se ponga en su
presencia y se deje llenar por su Espíritu.
Elías
sale de la cueva y se deja llenar por la presencia de Dios en medio de todo lo
que está ocurriendo: el viento fuerte e impetuoso rompe y destruye todo… Esa
situación produce miedo y terror: el terremoto es destructor y produce el caos,
lo mismo que el fuego… Dios no es un ogro ni un malhechor que produce terror,
destrucción y muerte. Dios es amor, paz y cuando alguien se deja tocar por su
presencia, lo que produce en él es la paz, el sosiego…
El
cuadro que nos trae la liturgia de hoy nos sirve a todos, ya que en nuestra
vida nos encontramos con situaciones límites, en donde vemos el caos, la
destrucción la muerte… Situaciones críticas en las que buscamos soluciones con
el odio, la violencia, la represión y vemos que eso no es respuesta, pues no
nos producen otra cosa más que miedo, angustia y muerte.
Salmo responsorial
Sal 84, 9ab-10.
11-12. 13-14 (R/.: 8)
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
V/. Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos».
La salvación está ya cerca de los que lo temen,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos».
La salvación está ya cerca de los que lo temen,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.
R/.
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R/.
R/.
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
V/. El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
y sus pasos señalarán el camino. R/.
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
y sus pasos señalarán el camino. R/.
R/.
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
SEGUNDA
LECTURA
Desearía ser un proscrito por el bien de mis hermanos
Lectura de la carta del
apóstol san Pablo a los Romanos. Rom 9, 1-5
HERMANOS:
Digo la verdad en Cristo, no miento —mi conciencia me atestigua que es así, en el Espíritu Santo—: siento una gran tristeza y un dolor incesante en mi corazón; pues desearía ser yo mismo un proscrito, alejado de Cristo, por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne: ellos son israelitas y a ellos pertenecen el don de la filiación adoptiva, la gloria, las alianzas, el don de la ley, el culto y las promesas; suyos son los patriarcas y de ellos procede el Cristo, según la carne; el cual está por encima de todo, Dios bendito por los siglos. Amén.
Digo la verdad en Cristo, no miento —mi conciencia me atestigua que es así, en el Espíritu Santo—: siento una gran tristeza y un dolor incesante en mi corazón; pues desearía ser yo mismo un proscrito, alejado de Cristo, por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne: ellos son israelitas y a ellos pertenecen el don de la filiación adoptiva, la gloria, las alianzas, el don de la ley, el culto y las promesas; suyos son los patriarcas y de ellos procede el Cristo, según la carne; el cual está por encima de todo, Dios bendito por los siglos. Amén.
Palabra
de Dios.
REFLEXIÓN
EL REINO DE DIOS ES UN REACTIVO PARA EL
MAL
S. Pablo se desahoga teniendo un gesto de confianza
con la comunidad de Roma, con la que comparte su tristeza al ver cómo sus
hermanos judíos se están cerrando a la gracia de Dios, siendo, como son, el
pueblo escogido; sin embargo, están, no solo despreciando el gran regalo que
Dios les da, sino que se están convirtiendo en el mayor obstáculo que está
encontrando el proyecto del reino que ha inaugurado el Señor.
Pablo se siente separado de su
pueblo por causa de la cerrazón y la oposición abierta que le están haciendo a
Jesús; siente cómo está resultando duro y difícil ser judío y cristiano, lo
mismo que le pasa a Jesús; parece que fueran dos cosas antagónicas, imposibles
de conciliar, teniendo las mismas raíces, el mismo camino, la misma meta… la
misma fe.
Sin embargo, después de 2000 años,
las cosas siguen exactamente igual, de forma que, parece que el reino que ha
predicado Jesús, es como una especie de reactivo que pone en crisis todas las
estructuras del mundo, de modo que el reino no es como la brisa suave que
percibió Elías, que trae la alegría, el sosiego y la paz, sino todo lo
contrario: hace que se pongan a la defensiva todas las fuerzas económicas,
políticas, religiosas y sociales del mundo, esto indica con toda claridad que
la fuerza del mal está viva y en plena potencia.
Sal 129, 5
R/.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Espero
en el Señor, espero en su palabra. R/.
EVANGELIO
Mándame ir a ti sobre el agua
✠ Lectura del santo Evangelio según san
Mateo. Mt 14, 22-33DESPUÉS de que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
Y después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. Llegada la noche estaba allí solo.
Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la
noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, diciendo que era un fantasma.
Jesús les dijo enseguida:
«Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!».
Pedro le contestó:
«Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre el agua».
Él le dijo:
«Ven».
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
«Señor, sálvame».
Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
«Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?».
En cuanto subieron a la barca amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo:
«Realmente eres Hijo de Dios».
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
LA AUSENCIA DE JESUS EN EL SIGLO XXI
S. Mateo hace una descripción del momento
que vive la comunidad y lo hace utilizando una imagen que todos conocen
perfectamente: el lago embravecido:
los discípulos se han metido adentro y se encuentran muy lejos de tierra, de
pronto empieza una tempestad en el lago que les impide avanzar y hasta
sostenerse, pues las olas se levantan y zarandean la barca como un juguete; los
apóstoles viven un desconcierto total y se sienten impotentes para controlar la
barca en medio del vendaval; el miedo se apodera de ellos y ya no aciertan a
ponerse de acuerdo y organizar un esfuerzo conjunto, más bien ha saltado la
alarma y cada uno siente lo mismo que sintieron cuando mataron a Jesús:
“Sálvese quien pueda”
Las imágenes que el pueblo domina
están en la mente de todos: el mar
es el mal, el mundo, las dificultades, las luchas… La oscuridad
es la lejanía de Dios, de la verdad, de la vida… es la muerte; La tierra firme es la seguridad de Dios,
la confianza, la estabilidad… es la presencia de Dios. La barca es el pueblo de
Dios, la iglesia, la comunidad.
La comunidad está viviendo con
fuerza la distancia de Dios y la batalla con el mundo que la quiere destruir;
la barca (la comunidad) es zarandeada por todos los lados: S. Mateo habla del
viento fuerte que tienen en contra, la barca es sacudida por las olas; están de
noche en completa oscuridad… la situación es muy dura y muy fuerte, hasta el
punto que produce pánico al ver que no es posible mantener el control.
Lo que aparece con toda claridad es
que la situación de aquella comunidad es crítica, pues está amenazada, desde
fuera por todas las peores dificultades que se pueden imaginar, hasta el punto
que se siente amenazada de muerte, y desde dentro, se encuentra llena de miedo,
porque la solución escapa a sus posibilidades y el miedo les hace perder la
visión, la confianza en sí mismos y en los demás y los incapacita incluso para
ver la verdad, la justicia… a Jesús lo sienten como un fantasma; es lo último y
lo peor que puede ocurrir.
La situación que describe S. Mateo
es extrapolable al momento actual que vivimos, un momento bronco, feo, duro… Da
la sensación de que, de golpe, la iglesia fue arrastrada por un huracán al
centro de la contienda y nos cogió de sorpresa: seguimos sin saber por dónde
tirar, qué hacer, cómo hacer… llevábamos mucho tiempo mirándonos al ombligo y
muy centrados en mantener unas estructuras que no nos sirven para nada, pues en
ellas no cabe nada de lo que hoy se mueve; seguimos dando una batalla con
flechas en un tiempo donde se vigila con drones y se bombardea con misiles
transoceánicos.
Cuando sentimos el pánico, nos damos
cuenta que Jesús resulta un desconocido que hasta nos pone a temblar el pensar
encontrárnoslo y que nos diga que abandonemos la poltrona que habíamos cogido.