PRIMERA
LECTURA
Lectura del
libro de Isaías. Is 41, 1. 4-6
Yo he tomado de la mano a Ciro, para doblegar
ante él los naciones
ESTO dice el Señor a su Ungido, a Ciro:
«Yo lo he tomado de la mano,
para doblegar ante él las naciones
y desarmar a los reyes,
para abrir ante él las puertas,
para que los portales no se cierren.
Por mi siervo Jacob,
por mi escogido Israel,
te llamé por tu nombre,
te di un título de honor,
aunque no me conocías.
Yo soy el Señor y no hay otro;
fuera de mí no hay dios.
Te pongo el cinturón,
aunque no me conoces,
para que sepan de Oriente a Occidente
que no hay otro fuera de mí.
Yo soy el Señor y no hay otro».
«Yo lo he tomado de la mano,
para doblegar ante él las naciones
y desarmar a los reyes,
para abrir ante él las puertas,
para que los portales no se cierren.
Por mi siervo Jacob,
por mi escogido Israel,
te llamé por tu nombre,
te di un título de honor,
aunque no me conocías.
Yo soy el Señor y no hay otro;
fuera de mí no hay dios.
Te pongo el cinturón,
aunque no me conoces,
para que sepan de Oriente a Occidente
que no hay otro fuera de mí.
Yo soy el Señor y no hay otro».
Palabra de
Dios.
REFLEXIÓN
ESCRIBIR
DERECHO EN RENGLONES TORCIDOS
El texto que nos trae la
liturgia de hoy corresponde a la segunda parte del libro de Isaías o, lo que le
suelen llamar “El libro de la consolación”. Es importante que sepamos esto, ya
que nos ayudará a acercarnos al texto desde una perspectiva diferente y hacer
una interpretación más objetiva.
Para Yahvé hay algo que es lo
más importante: su plan de salvación del hombre, y esto se va a realizar independientemente
de que el hombre quiera colaborar o no; Él va a llevar adelante su plan,
incluso, rompiendo los esquemas que tiene el pueblo de Israel: en este caso,
utiliza como instrumento un personaje que no pertenece ni siquiera al pueblo:
se acerca a Ciro, que no conoce a Dios, le habla y le encomienda una misión que
consistirá en dar una palabra de consuelo a Israel y lo va a hacer de forma que,
aparentemente, no tiene que ver nada con lo que Dios pretende: a Ciro le viene
bien políticamente quitarse de encima al pueblo de Israel, mandarlo a su tierra
y tenerlo como súbdito; de esa forma hasta queda bien; para ello le facilita la
reconstrucción de Jerusalén y de su templo.
En esta acción, el pueblo permanece al
margen y el centro lo ocupa Ciro, pero sobre todo, el mismo Dios, que va
dirigiendo la historia, escribiendo derecho en nuestros renglones torcidos. Él
va a ser el verdadero protagonista de toda la liberación
Salmo
responsorial
Sal 95, 1 y 3. 4-5. 7-8a. 9-10ac (R/.: 7b)
R/. Aclamad la gloria y el poder del Señor.
V/. Cantad al Señor
un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.
cantad al Señor, toda la tierra.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.
R/. Aclamad la gloria y el poder del Señor.
V/. Porque es grande
el Señor,
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles no son nada,
mientras que el Señor ha hecho el cielo. R/.
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles no son nada,
mientras que el Señor ha hecho el cielo. R/.
R/. Aclamad la gloria y el poder del Señor.
V/. Familias de los
pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas. R/.
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas. R/.
R/. Aclamad la gloria y el poder del Señor.
V/. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él gobierna a los pueblos rectamente». R/.
R/. Aclamad la gloria y el poder del Señor.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la
primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses. 1 Tes 1, 1-5
Recordamos vuestra fe, vuestro amor y vuestra
esperanza
PABLO, Silvano y Timoteo a la Iglesia de
los Tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros, gracia
y paz.
En todo momento damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones, pues sin cesar recordamos ante Dios, nuestro Padre, la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y la firmeza de vuestra esperanza en Jesucristo nuestro Señor.
Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido, pues cuando os anuncié nuestro evangelio, no fue solo de palabra, sino también con la fuerza del Espíritu Santo y con plena convicción.
En todo momento damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones, pues sin cesar recordamos ante Dios, nuestro Padre, la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y la firmeza de vuestra esperanza en Jesucristo nuestro Señor.
Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido, pues cuando os anuncié nuestro evangelio, no fue solo de palabra, sino también con la fuerza del Espíritu Santo y con plena convicción.
Palabra de
Dios.
REFLEXIÓN
RECONOCER Y AGRADECER
Nos
encontramos con uno de los primeros textos escritos del Nuevo Testamento; S.
Pablo se dirige a la comunidad de los tesalonicenses llamándoles “iglesia” (asamblea),
de la misma manera que llama a la comunidad de Jerusalén, a pesar de ser
creyentes convertidos del paganismo, participan del gran regalo que nos ha dado
Dios por medio de Jesús, por eso, la carta entera está escrita bajo el signo
del reconocimiento y agradecimiento a Dios por lo que les ha dado.
La
comunidad de los tesalonicenses participa de lleno de la Nueva Alianza que ha
hecho Jesús y sus trabajos, su fe, su esperanza, su caridad y su fidelidad son
obra del Espíritu Santo que habita en ellos.
Estas
virtudes que los identifican, son el signo más evidente del amor que Dios Padre
les tiene y, el testimonio de vida que están dando, es la mejor alabanza que se
puede hacer a Dios y, para Pablo, la mayor de las glorias y su mayor orgullo al
ver que el evangelio que les ha predicado no ha sido algo baldío ni ha caído en
el vacío.
Irremediablemente
nos lleva a plantearnos la pregunta frente a la realidad que vivimos: alguien
podría sentirse orgulloso de nuestra fidelidad, de nuestra autenticidad y
fortaleza en mantener la fe que nos transmitieron? ¿Qué está pasando con
nosotros?
Aleluya
Flp 2, 15d. 16a
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Brilláis como lumbreras del
mundo,
manteniendo firme la palabra de la vida. R/.
manteniendo firme la palabra de la vida. R/.
EVANGELIO
✠ Lectura del santo Evangelio
según san Mateo. Mt 22, 15-21
Dad al César lo que es del César y a Dios lo
que es de Dios
EN aquel tiempo, se retiraron los fariseos
y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta.
Le enviaron algunos discípulos suyos, con unos herodianos, y le dijeron:
«Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. Dinos, pues, qué opinas:
¿es lícito pagar impuesto al César o no?».
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús:
«Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto».
Le presentaron un denario.
Él les preguntó:
«De quién son esta imagen y esta inscripción?».
Le respondieron:
«Del César».
Entonces les replicó:
«Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».
Palabra del Señor.
Le enviaron algunos discípulos suyos, con unos herodianos, y le dijeron:
«Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. Dinos, pues, qué opinas:
¿es lícito pagar impuesto al César o no?».
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús:
«Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto».
Le presentaron un denario.
Él les preguntó:
«De quién son esta imagen y esta inscripción?».
Le respondieron:
«Del César».
Entonces les replicó:
«Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
AL CESAR LO QUE ES DEL CESAR
Nos
presenta la liturgia de este domingo uno de los textos polémicos que
acostumbramos a ver en S. Mateo: Jesús enfrentado a los fariseos y a otros
grupos religiosos o políticos con temas como la resurrección de los muertos, el
mandamiento principal, el hijo de David...
En
definitiva se trata de tener las cosas claras y hacer una opción por aquello
que realmente está en conexión con la voluntad de Dios y no con un interés
humano. El pasaje de S. Mateo nos presenta justamente algo que a diario se está
encontrando la comunidad, a lo que no le queda más remedio que responder,
porque es una forma de colaboración al bien común, pero que de ninguna manera puede
derivar en otro sentimiento y ha de tener muy claro que no puede confundir las
cosas y llegar a sentirse propiedad del poder imperial, por el mero hecho de
contribuir al bien común, aunque para el emperador eso signifique sentirse aceptado
como dios.
El
problema de aquel momento lo podemos trasladar a nuestros días: hoy, en otros
campos en los que se quiere etiquetar a la gente: pensemos en lo que está
ocurriendo en la actualidad cuando, sostener aquello que se ha establecido como
políticamente correcto te coloca con la etiqueta de “izquierdas” y, por tanto,
lo bueno, lo correcto, lo progre es eso. En cambio, sostener otra opinión
diferente a lo establecido por el poder de turno, automáticamente te colocan la
etiqueta de “derechas”, fascista, retrógrado… y hasta quedas excluido de
cualquier ayuda.
Podemos
pensar en un tema tan actual como es la VIDA, en el que Jesús tomó opción
clarísima desde el primer momento que salió al público: su primera y más importante acción fue la
atención a los enfermos, a los que sufren, teniendo que oponerse, incluso, a
las leyes que prohibían acercarse o tocar a un enfermo o a un moribundo… Jesús
tiene muy claro que la VIDA es un don de Dios y ese valor está por encima de
toda ley y de todo interés y no cedió ni dio posibilidad de otra interpretación,
ni suavizó el lenguaje, como se suele hacer hoy, para que no resulte tan fuerte
el decir que atentar contra la vida en cualquiera de sus formas es un crimen.
La
iglesia no podrá jamás confundir los términos y condescender con el poder, ni
tapar con el manto de la fe lo que está en contradicción con su misión y con el
evangelio.