SALUDO





ESTIMADOS AMIGOS:

      Durante 12 años nos hemos venido encontrando cada domingo meditando la Palabra de Dios. No vamos a dejar el camino que hemos hecho, ni renunciar a la alegría de encontrarnos. Yo pienso continuar, pues me siento feliz al pensar en la posibilidad de que este rato de reflexión que cada semana hago delante del Señor, le puede servir a alguien y nos puede ayuda a todos a ser mejores.
      A partir de este domingo, que empezamos un nuevo ciclo, voy a intentar aterrizar más esta palabra, para que su luz se enfoque más en nuestro camino y no se quede en una disquisición intelectual
      Al final de cada reflexión dominical, dejaré mi e-mail por si alguien desea aportar una idea que pueda ayudarnos a todos a ver con más claridad el camino, incluso aportando ejemplos de vida de gente que merecen la pena tenerlos presentes y que no aparecen por ningún sitio.
      Justamente esto que estoy intentando es una invitación a recoger la idea que alguien me ha propuesto y que me parece genial.
      Un fuerte abrazo
      Melitón



Ciclo   -A-


ADVIENTO



Estamos al comienzo del ADVIENTO, un tiempo fuerte, de espera, de preparación para la venida de algo grande y nuevo, como la mujer que espera la venida de la criatura que tiene en su seno.
                Como  seguidores de Jesús que queremos llevar su mensaje de esperanza a nuestro mundo, estamos llamados a cuidar para no abortar esa “criatura” que esperamos y podemos dar al traste el momento que empezamos a helarnos con los fríos del invierno que atravesamos y nos refugiamos en el calorcito de nuestro mundo fabricado a nuestra medida esperando que pase la helada y llegue la primavera.
                Quizás nos puede ayudar lo que Jesús les dice a la gente de su tiempo:

Lectura del santo evangelio según S. Lucas. 12,54-57

                “Decía también a la gente: * Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: "Va a llover", y así sucede.
                Y cuando sopla el sur, decís: "Viene bochorno", y así sucede.
(Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, )cómo no exploráis, pues, este tiempo?
                )Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?”
Palabra de Dios

            Estamos viviendo un tiempo muy difícil y muy complicado; estamos viendo cómo todos se saltan todas las líneas rojas, incluso las de la misma naturaleza; ya nada es lo que parece y todo puede ser real, incluso pareciendo absurdo.
            ¿A dónde echar mano para tener un referente de la verdad? ¿Cómo interpretar todo este absurdo? El único anclaje seguro que tenemos es Jesús que permanece inquebrantablemente fiel.
            Vivimos un adviento impredecible, no sabemos cómo va a ser la criatura que nazca en este parto.
            Pero teniendo a nuestro favor la palabra de Jesús y la fuerza de su Espíritu que nos vivifica, Jesús viene de nuevo a decirnos:
            * Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: "Va a llover", y así sucede… )Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?”
                Anclados en Jesús enfrentamos el temporal sin dejar de ser lo que somos, con la seguridad de que al final, después de la tormenta ha de llegar la calma y encontraremos una
fruta que fue madurando contra viento y marea.  


EL ADVIENTO

Recuerdo los almendros de mi pueblo,
Son las primeras flores que aparecen
después de las heladas del invierno,
cuando todo permanece dormido y escondido
y no se atreven a salir las hojas,
ya el almendro se llena de flores
mientras todo está dormido,
como que tuviera miedo de sentir
el frío de la helada mañanera,
o las nieves que congelan
las ramas desnudas.
En ese silencio del invierno,
el almendro salta indicando
que no ha muerto,
ni su esperanza ha sido vencida,
sus flores blancas, o moradas,                     pero pequeñas,
son como el grito que proclama
que la muerte no es proyecto
y la vida es la fuerza
que derrite el hielo,
posibilita la esperanza
y la alegría para seguir viviendo
como Jesús de Nazaret,
en el invierno de su pueblo,
cuando todo estaba dormido,
cuando el tronco de Jesé estaba podrido,
de la esperanza dormida nació un retoño
como el almendro de mi pueblo,
que de la vara desnuda
se despertó del sueño.