De andar por casa
“Yo, con tener mi paga al final del mes,
me conformo y no quiero saber de ninguna otra cosa”
Esta la expresión que se oye con una gran
frecuencia en mucha gente que se niega a arrimar el hombro en la construcción
de un mundo mejor; la advertencia de Jesús “No solo de pan vive el hombre” está
asumida por un gran número de personas que todo el proyecto de vida que tienen se
cierra en tener lleno el estómago y el resto, les importa un bledo
✠Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
Mt 17, 1-9
Su rostro resplandecía como el sol
EN aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y subió con ellos aparte a un monte alto.
Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
De repente se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y una voz desde la nube decía:
«Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo».
Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto.
Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo:
«Levantaos, no temáis».
Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban del monte, Jesús les mandó:
«No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
También los apóstoles cayeron en la
tentación más inmediata que nos acecha: “Yo,
ni mato, ni robo, ni me meto con nadie; que nadie se meta conmigo y que Dios
reparta suertes a cada uno”.
Incluso esto nos da carta de
ciudadanía para sentirnos con derecho a ser considerados buenas personas y con
derecho a que se nos respete como honorables ciudadanos.
Pero no vinimos a este mundo para
“no matar”, “no robar” “no…” No somos higueras estériles que están ahí
plantadas para adornar, esperando siempre que nos rieguen para seguir dando
sombra.
Tanto la bondad, como la maldad de
una persona, tienen que ser demostradas con hechos concretos. El quedarnos
instalados en la vida, como mínimo supone el haber luchado, para conseguir la
situación que estemos disfrutando.