DOMINGO XV DEL T.O. -A-


De andar por casa
         Los hombres sentados en los bancos del parque o en los lugares que se les llaman “parlamentos” y las mujeres en la puerta del supermercado comentan todo el chismorreo que va sirviendo la tele-basura, de forma que esos corrillos son una continuación del chisme, la calumnia y la degradación que se inició en la cadena de Tv.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 13, 1-9
Salió el sembrador a sembrar

        AQUEL día, salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla.
            Les habló muchas cosas en parábolas:
            «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron. Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta.
            El que tenga oídos, que oiga».
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

            Parece que en el ambiente de la vida de Jesús también se hacía esto: a la gente le gustaba sentarse para charlar y comentar lo que pasaba en el pueblo, pues parece que es algo que se repite en todas partes y Jesús aprovecha las oportunidades que tiene para romper justamente la tendencia degradante que suele llenar estos ambientes y convertirla en un momento de toma de conciencia de lo que están haciendo.
            Jesús ha cogido la conversación de aquellos que critican a los jóvenes viendo cómo salen rebeldes a sus padres, pues en casa han visto y han escuchado una cosa y luego hacen todo lo contrario o, en la sinagoga se hablan las cosas y luego en la vida se hacen y se dicen otras…
            ¿Quién les enseñó esas cosas?
            Jesús les respondió: “El enemigo vino y mientras dormías sembró la cizaña” pero, si hoy le hacemos la misma pregunta, estoy seguro que la respuesta ha de ser otra: al enemigo le disteis su puesto en la casa y ahora venís aquí a comentar lo que os ha enseñado y de lo que os sentís orgullosos intentando imitarlo… ¿De qué os extrañáis?