DOMINGO III DE PASCUA -B-

 De andar por casa

         Querido amigo: estás viendo cómo lo estamos perdiendo todo: recuerda cómo tus padres te llevaban a misa, te enseñaban a rezar el rosario, te decían que había que respetar a las personas mayores… ¡Y cuántas cosas más que hoy suenan a la edad de piedra! Pues no son de la edad de piedra, que las has vivido tú y estás viendo cómo hoy tus hijos y nietos ya no quieren saber nada de eso y todo lo que nuestros padres nos dijeron, hoy no tiene consistencia.

          No te has preguntado, ¿Qué está pasando? ¿A dónde va a parar esto? Estamos quitando cosas, pero en su lugar ¿Qué estamos poniendo?

 EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas. Lc 24, 35-48

Así está escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día

         EN aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

            Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:
«Paz a vosotros».
            Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo:
« ¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».
            Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
            « ¿Tenéis ahí algo de comer?».
            Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
            Y les dijo:
            «Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí».
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo:
            «Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

Palabra del Señor.

 REFLEXIÓN

             Los apóstoles se habían entusiasmado con todo lo que habían visto y oído de Jesús; era algo espectacular vivir a su lado y sentirse queridos por Él, pero sus vidas, sus sentimientos, sus pensamientos, estaban enganchados en otros intereses. La amistad con Jesús no pasaba de ser algo accidental en sus vidas.

            Cuando matan a Jesús, la primera reacción es decepcionarse: ha sido todo un sueño, una ilusión, pero la realidad sigue siendo la misma que atropella y destruye cualquier ilusión o sueño que se tenga de cambio, a los pobres les está prohibido soñar… ¡Y no hay cosa peor que levantarse de las cenizas!

            La realidad te aplasta y te obliga a que te olvides de ideales, no hay más realidad que la que te rodea cada día que te levantas y es lo que te ha tocado vivir:” “Así está escrito: el Mesías padecerá…” pero la siguiente expresión: “Resucitará al tercer día” se la quiere borrar, que es tanto como quitar la esperanza y aceptar ciegamente que no hay remedio, las cosas son como son y no es posible cambiarlas.