De andar por casa.
Estoy pensando en aquellos que se empecinaron en una cosa y luego les
salió el tiro por la culata, ¿Te has dado cuanta cómo buscan después
justificaciones para tapar el ridículo?
✠ Lectura del santo Evangelio según san Juan.
Jn 20, 1-9
Él había de resucitar de entre los muertos
Echó a correr y fue donde estaban Simón
Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del
sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino
del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que
Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los
lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y
entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían
cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo,
el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la
Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor.
Esta fue la conclusión de
Pedro y Juan a la vuelta del sepulcro. ¡Ni la muerte ha podido con Él !
Hay un hecho irrefutable:
el sepulcro está vacío, los lienzos están doblados, las vendas están por el
suelo y todo se ha quedado ahí. Él se ha ido.
No se paran a hacer
conjeturas ni a buscar razones lógicas que puedan dar explicación a lo que han
visto. Si se lo hubieran robado, se hubieran llevado todos estos atuendos de la
mortaja.
Él lo había dicho antes de
morir: “resucitaré al tercer día” si no ha fallado nunca, si siempre dijo la
verdad, ¿por qué iba a mentir ahora?.
Todas las conjeturas que
empiezan a hacerse concluyen en una opción: o crees en Él o lo niegas para siempre.
Esa misma opción de Pedro
y de Juan es la que se nos plantea hoy a cada uno de nosotros.