De andar por casa
Estoy seguro que has escuchado, o has
dicho alguna vez esa frase tan popular: “No hay peor ciego que el que no quiere
ver”; ahora la podemos cambiar por “oír” y tenemos el mismo resultado.
EVANGELIO
✠ Lectura del santo
Evangelio según san Marcos. Mc 7, 31-37
Hace oír a los sordos y hablar a los mudos
EN aquel tiempo, dejando
Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea,
atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía
hablar; y le piden que le imponga la mano.
Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la
saliva le tocó la lengua.
Y mirando al cielo, suspiró y le dijo:
«Effetá» (esto es, «ábrete»).
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y
hablaba correctamente.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más
insistencia lo proclamaban ellos.
Y en el colmo del asombro decían:
«Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
Palabra del Señor.
Es por lo mismo por lo que hoy sigue
molestando Jesús, porque todo el que se encuentra con El, rompe las ataduras y
se adhiere a la verdad para ver y aceptar lo evidente, escuchar lo justo y
correcto y, lógicamente, tomar una decisión personal y salir hablando lo
políticamente incorrecto.
No interesa el que la gente sea
capaz de tomar una decisión frente a la verdad, las decisiones se dan ya
tomadas por aquellos que juegan con el pueblo e impiden que alguien pueda tener
su opinión, que puede diferir de la oficialmente establecida.