De andar por casa:
Me imagino que has vivido algún momento
en que has tenido que dejar el encargo a alguien de algo que es urgente hacer
o, por el contrario, te lo han dejado a ti. ¿Recuerdas qué es lo que se hace?
Te dan una serie de normas que no debes olvidar para que se realice como es
debido lo que encargas o te dejan encargado.
A Jesús, nos lo encontramos en este
momento. Escucha y verás:
✠ Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 13, 31-33a. 34-35
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis
unos a otros
«Ahora es glorificado
el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él,
también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me
queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis
unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto
conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros».
Palabra del
Señor.
Éste mensaje fue
como el eco que persistió siempre en la iglesia a través de los siglos; sin
embargo, al estilo de lo que hicieron los letrados judíos con la ley del
“jubileo”: retorcerlo todo y convertirlo en ley cultual y, lo que estaba
llamado a evitar que ningún judío volviera a caer en la esclavitud, lo
convirtieron en una ley ritual, insoportable e imposible de cumplir que no
tenía nada que ver con la justicia y la
fraternidad que tuvo en su origen. Una ley que esclavizaba
Hoy nosotros, ese
mandamiento que nos dio Jesús y que nos distingue ante todos los pueblos y
culturas, lo hemos llevado también al terreno del culto, de forma que ser
cristiano no consiste en construir la fraternidad, sino en rezos, novenas y
devociones que nos alejan cada vez más del hermano que necesita nuestra
presencia y nuestra ayuda y nos ubican fuera de la realidad.
Pero lo más
triste y hasta vergonzoso es, lo que estamos viviendo: se llaman cristianos
gente que se confiesa no creyente y no practicante. Y más grave todavía: el
principio de vida y actuación es totalmente lo contrario a lo que mandó Jesús:
¿Cómo explicar que se pueda bendecir una guerra?
¿Cómo compaginar
esto con el mandato que nos dió?