DOMINGO V DE PASCUA -C-

 De andar por casa:

         Me imagino que has vivido algún momento en que has tenido que dejar el encargo a alguien de algo que es urgente hacer o, por el contrario, te lo han dejado a ti. ¿Recuerdas qué es lo que se hace? Te dan una serie de normas que no debes olvidar para que se realice como es debido lo que encargas o te dejan encargado.

         A Jesús, nos lo encontramos en este momento. Escucha y verás:

Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 13, 31-33a. 34-35

Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros

 CUANDO salió Judas del cenáculo, dijo Jesús:

    «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros».

Palabra del Señor.

 REFLEXIÓN

             Jesús ha venido a la tierra con una misión: establecer el reino de Dios; ha cumplido todo lo que el Padre le ha mandado: Ha mostrado  a sus apóstoles el rostro de su Padre, les ha dado a conocer su Palabra, les ha mostrado el camino… se trata ahora de que sigan ellos y la única recomendación que les deja es ésta: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros».

            Éste mensaje fue como el eco que persistió siempre en la iglesia a través de los siglos; sin embargo, al estilo de lo que hicieron los letrados judíos con la ley del “jubileo”: retorcerlo todo y convertirlo en ley cultual y, lo que estaba llamado a evitar que ningún judío volviera a caer en la esclavitud, lo convirtieron en una ley ritual, insoportable e imposible de cumplir que no tenía nada que ver  con la justicia y la fraternidad que tuvo en su origen. Una ley que esclavizaba

            Hoy nosotros, ese mandamiento que nos dio Jesús y que nos distingue ante todos los pueblos y culturas, lo hemos llevado también al terreno del culto, de forma que ser cristiano no consiste en construir la fraternidad, sino en rezos, novenas y devociones que nos alejan cada vez más del hermano que necesita nuestra presencia y nuestra ayuda y nos ubican fuera de la realidad.

            Pero lo más triste y hasta vergonzoso es, lo que estamos viviendo: se llaman cristianos gente que se confiesa no creyente y no practicante. Y más grave todavía: el principio de vida y actuación es totalmente lo contrario a lo que mandó Jesús: ¿Cómo explicar que se pueda bendecir una guerra?

            ¿Cómo compaginar esto con el mandato que nos dió?