XIV DOMINGO TIEMPO ORDINARIO. CICLO A


 Soy manso y humilde de corazón.

Del evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera». Palabra del Señor.
    En este tiempo veraniego que hemos comenzado ya de pleno, parece que también las lecturas nos hablan de ello. Jesús nos invita a descansar pero en Él.
    El texto que se nos ofrece descubrimos que siempre y en todo lugar tenemos que alabar y agradecer al Padre toda nuestra vida y tiempo, así lo hace Jesús y así nos lo enseña. "Te doy gracias, Señor de cielo y tierra" porque a los pequeños y sencillos les has abierto tu corazón para que descansen en Tí. Toda la vida del Señor es una vida de conexión con el Padre, por lo tanto, de oración. 
    Muchas cosas y situaciones nos pueden agobiar en este tiempo estival, pero aún así Cristo esta cerca de nosotros para compartir nuestra vida, para que también en estas situaciones aprendamos de Él, solo tenemos que tener un corazón humilde y sencillo como el suyo para ser a la vez portadores de los yugos y cruces de los demás.
    Hoy Jesús nos quiere decir que podemos descansar y a la vez encontrarnos con Él en este descanso, en la oración, en las relaciones interpersonales, en el descanso propiamente dicho, con la familia, amigos, en todos aquellos que se nos acercan y quieren compartir con nosotros la fe, la amistad, etc. Es ahí donde también podemos encontrarnos con Él, para darle gracias por ellos y poder compartir sus yugos y cruces.