DOMINGO VIII DEL TIEMPO ORDINARIO -A-

PRIMERA LECTURA

Lectura del Profeta Isaías 49, 14 15
Yo no te olvidaré

Sión decía: «Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado.»
-¿Es qué puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“LA MISERICORDIA Y LA TERNURA DE DIOS”

Uno de los sentimientos que el pueblo tenía, era el de creerse que todo lo tenía resuelto, pues Dios, que lo había elegido, no lo iba a destruir por nada; es más, no iba a dejar impune a quien le hubiera hecho daño a su pueblo y vengaría todos los males que le hubieran causado.
Pero no acostumbraba a plantearse que Dios es Justo y que no iba a obligar a que nadie se sintiese forzado a seguir sus huellas, por tanto, cuando el pueblo decide apartarse de Dios y seguir otros caminos, no se le ocurre pensar que Dios no lo va a seguir, sino que en el fondo piensa que Dios ha de entrar por su aro y al final hará lo que ellos quieran.
En un momento, el pueblo llega a sentir que Dios ya no está de su lado, que lo ha abandonado, y no se plantea la posibilidad de haber sido él quien se ha separado de Dios, como el hijo que se separa de su padre y lo deja con una pena profunda, acordándose siempre del hijo que le dio la espalda y, para el que tiene siempre sus puertas abiertas, pues su misericordia está por encima incluso de su justicia: “-¿Es qué puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré”, pero Dios es una montaña de ternura, y por eso, jamás obliga a que el hombre lo acepte por la fuerza, para Él, respetar la libertad está por encima de cualquier otra cosa.
La Palabra de Dios nos invita hoy a hacer una reflexión en este sentido pues, hoy, como en tiempos de Isaías, llegamos a sentir que Dios nos ha dejado solos, que ya no aparece por ningún sitio… y tenemos que ver si no estaremos queriendo obligar a que sea Dios quien entre por nuestros esquemas. Lógicamente, Dios no va a entrar y aceptar como válidos unos esquemas que dejan en la cuneta de la vida a un montón de gente, que desprecian a las tres cuartas partes de la humanidad y la aplastan y la condenan a vivir en la miseria

Salmo responsorial Sal 61, 2 3. 6 7. 8 9ab

V/. Descansa sólo en Dios, alma mía.
R/. Descansa sólo en Dios, alma mía.
V/. Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré.
R/. Descansa sólo en Dios, alma mía.
V/. Descansa sólo en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza;
solo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
R/. Descansa sólo en Dios, alma mía.
V/. De Dios viene mi salvación y mi gloria; él es mi roca firme, Dios es mi refugio.
Pueblo suyo, confiad en él, desahogad ante él vuestro corazón.
R/. Descansa sólo en Dios, alma mía.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 4, 1 5
El Señor manifestará los designios del corazón

Hermanos :
Que la gente sólo vea en vosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un administrador lo que se busca es que sea fiel. Para mí lo de menos es que me pidáis cuentas vosotros o un tribunal humano; ni siquiera yo me pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto: mi juez es el Señor.
Así, pues, no juzguéis antes de tiempo, dejad que venga el Señor. El iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá de Dios lo que merece.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

"¿DE PARTE DE QUIÉN ESTOY?"
S. Pablo hace una confesión pública de su actitud y de su posición en la vida frente a Dios: él se siente un administrador al servicio de la causa de Jesús y su única preocupación es ser fiel a la causa a la que sirve. Su vida entera no tiene sentido sino es en función de lo que hace, por eso no tiene miedo a nadie, su única preocupación es responder a quien se ha entregado como su instrumento.
Desde esta situación, Pablo invita a la comunidad de los Corintios a ponerse delante del Señor, a abrir su alma para que sea Él quien los juzgue, no tienen por qué tener miedo de nada; pero lógicamente, si son capaces de hacer esto, significa que han sido capaces antes, de poner sus vidas y sus personas en su presencia, a su disposición.
Lo que sí resulta imposible es admitir a Dios para que sea juez de una vida que de antemano se ha decidido ponerla de espaldas a Él.
La invitación de Pablo a la comunidad de Corinto sigue hoy en pie para la nuestra y para cada uno de nosotros, el problema está en si podrá dar por supuesto, como lo hace con los corintios, de que nuestras vidas están puestas de cara a Dios, como para aceptar que sea Él nuestro juez o, por el contrario, hemos optado por descartarlo de nuestras vidas y, en ese caso, lo último que querremos es que Dios intervenga en nada de lo que hacemos.

Aleluya

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 6, 24 34
No os angustiéis por el mañana

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
—Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.
Por eso os digo: no estéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer, ni por el cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?
¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso.
Sobre todo buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos.
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

“APOSTAR POR EL REINO DE DIOS”

Todo el tema de las lecturas de este domingo es una fuerte llamada para que cada uno nos planteemos nuestra posición en la vida: o con Dios o en contra de Él, o con el Reinado que Cristo planteó o con el reinado que plantea el imperio del poder del “Cesar”, o ponemos como horizonte de nuestra vida el dinero, la riqueza, el poder… o ponemos la justicia, la fraternidad, la verdad, la solidaridad, la paz… Lo que, de ninguna manera podemos es coger el camino de en medio, que es la tentación constante que nos acecha: ir dando la cara a lo que conviene en cada momento.
Frente a nuestros esquemas nos encontramos abiertamente con la postura de Jesús: “: No estéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer, ni por el cuerpo pensando con qué os vais a vestir” estoy pensando en las preocupaciones que constantemente nos montamos: vamos a celebrar una boda, una primera comunión, un bautizo… y antes de ninguna otra cosa ya empezamos a hacernos problemas por el salón, los invitados, el menú… y un año antes ya lo tenemos todo previsto.
No digamos frente a la vida: “Nadie puede estar al servicio de dos amos… No podéis servir a Dios y al dinero” Y nosotros vivimos angustiados porque tenemos un miedo tremendo al futuro y, entonces nuestras vidas se complican con planes de pensiones, seguros, libretas de ahorros, cuentas con fondos asegurados… porque el futuro no sabemos cómo se nos presentará y, lógicamente, esto conforma un mercado impresionante que mueve montones de millones, mientras a nuestro lado hay gente que no puede comer ni tiene lo mínimo para vivir
Peor aún si es que miramos el marco de vida en el que nos desenvolvemos: compramos una vivienda o dos o… un coche. unos muebles, unos terrenos… e hipotecamos todo lo que tenemos de bienes y de vida, pues toda nuestra existencia estará girando en torno a esa deuda que ha sido como la cadena que nos amarró para siempre y de la que no nos podremos deshacer por nada en la vida.
Frente a esta forma de hacer nuestra, Jesús plantea una dinámica diferente, la dinámica del reino de Dios en la que no se necesita ni siquiera la intervención de Dios, sino que las cosas cambian por si mismas y da por resultado una vida mucho más digna, más segura y más humana.
Vivir en la estructura del reino del pode y del dinero lleva consigo la muerte y la destrucción de la persona, de la amistad, de la fraternidad y de los grandes valores de la vida y de la persona
Ponerse en la onda del reino de Dios no es acomodarse al Cesar, sino romper sus esquemas: no es tratar a la gente como “los jefes de las naciones”, sino como servidores que buscan la paz y la justicia; no es caminar sosteniendo la mentira y el engaño, sino con la bandera de la verdad; no es permitir ni aceptar que haya unos que viven en la miseria mientras otros viven en la opulencia y en el derroche; no es establecer la ley del talión de “ojo por ojo y diente por diente”, sino actuar con misericordia y el perdón asumiendo que nadie somos perfectos y todos necesitamos del perdón y la comprensión; no es vivir con la única meta de poseer cosas, sino de ser cada día mejores y ser felices haciendo que los demás lo sea.
Me imagino que cualquiera al leer esto ha de decir que es de ilusos y que es una utopía simplemente el pensarlo, tal vez, pero lo que está por demostrar es que es imposible, mientras que es fácil encontrar a mucha gente que vive en esta onda, con lo cual nos está diciendo que es posible.
El reto está lanzado a cada uno: ¿Y yo en qué lado estoy?