BAUTISMO DEL SEÑOR Dom. -I- del T.O -B_


FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR
Primer domingo del Tiempo Ordinario



PRIMERA LECTURA

Lectura del Profeta Isaías       42,  1‑4.  6‑7
Mirad a mi siervo, a quien prefiero

Esto dice el Señor: Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero.
Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones.
No gritará, no clamará, no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo apagará.
Promoverá fielmente el derecho,  no vacilará ni se quebrará
hasta implantar el derecho en la tierra y sus leyes, que esperan las islas.
Yo, el Señor, te he llamado con justicia,  te he tomado de la mano, te he formado y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones.
Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan en las tinieblas.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“LA OTRA FORMA DE HACER LAS COSAS” 
         El texto que nos presenta la liturgia corresponde al 1º de los cánticos del “Siervo de Yahvé”  (1º- Is. 42,1-7;  49,1-6;  50,4-9;  52,13- 53,12)
            El canto fue escrito por un discípulo de Isaías y nos remonta a los tiempos del exilio o recién acabado pues la situación que nos presenta es de total abatimiento.
            El personaje que nos narra es una fotografía del pueblo que se encuentra sin fuerzas de ningún tipo. Pasados muchos años, el NT. Verá en esta imagen a Jesús que encarna al personaje que describe Isaías.
            Se presenta al “Siervo” realizando su misión de restaurar al pueblo y presentar la alianza que hace Dios con él y aparece como un personaje elegido, preparado desde el principio y lleno del Espíritu Santo para que pueda realizar la misión que se le ha encomendado.
            Para realizar esta misión ha de ser una persona llena del Espíritu de Dios y de su fortaleza, pues no van a ser la fuerza, el poder, la imposición o el miedo  los que establezcan la justicia y la paz, sino la sencillez, la amabilidad, la escucha, la tolerancia, la comprensión… las que se van a imponer. Esto va a suponer un gran sufrimiento y se requiere una gran humildad y sencillez.
            Este “personaje”, a pesar de tener las prerrogativas de sacerdote, profeta y rey, va a establecer el orden, el derecho, la justicia con firmeza, pero desde la no violencia, desde la humildad… y va a realizar la alianza de Dios con el pueblo y va a proclamar la voluntad de Dios que se va a imponer como luz para todos los pueblos.
            Sin lugar a duda es la fe la que  dará toda la fuerza que se necesita para no venirse abajo y seguir teniendo la certeza de que al final es la verdad la que se impone sobre la mentira, la injusticia, la corrupción…  y la iglesia, con todos los creyentes,  estamos llamados a ser testigos de todo esto.

Salmo responsorial       Sal  28,  1a y 2.  3ac‑4.  3b  y  9b‑10

V/.  El Señor bendice a su pueblo con la paz.
V/.  Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
R/.  El Señor bendice a su pueblo con la paz.
V/.  La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica.
R/.  El Señor bendice a su pueblo con la paz.
V/.  El Dios de la gloria ha tronado.
El Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: ¡Gloria!
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno.
R/.  El Señor bendice a su pueblo con la paz.


SEGUNDA LECTURA

 Lectura de los Hechos de los Apóstoles       10,  34‑38
Dios ungió a Jesús con la fuerza del Espíritu Santo

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
—Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.
Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con él.
Palabra de Dios.


“EL GRAN REGALO DE DIOS” 
            El libro de los Hechos presenta el momento en el que Pedro, en casa del centurión Cornelio hace una recopilación de los hechos para enmarcar el mensaje y el proyecto de Jesús que ha hecho que se rompan los límites y las barreras de Israel para abrirse a todos los pueblos y, gracias a ello, ahora puede Cornelio disfrutar de la salvación que ha traído Jesús y con él  se abre la puerta a todos los pueblos de la tierra: “Dios no hace acepción de personas”, se han roto las barreras de la raza, de la lengua, de la cultura y de la posición social. Todos han sido hechos hijos de Dios por la encarnación de Jesucristo que ha recuperado la dignidad de la naturaleza humana.
            A todo el que reconoce y acepta a Jesucristo, le son perdonados sus pecados y recupera su dignidad de Hijo de Dios.
            El problema se presenta siempre a la hora de la práctica y la pregunta que siempre queda en el aire y que nos pone a todos nerviosos y desconcertados,  surge cuando nos encontramos con aquella actitud, que vemos que se da por válida a nivel oficial, de individuos que no quieren saber nada de la iglesia, que son un verdadero escándalo y vergüenza para la iglesia, que blasfeman de Dios y de todo lo sagrado… y a la hora de la verdad, los vemos que tienen voz, voto y hasta poder dentro de las disposiciones de la iglesia… Entonces se presenta el verdadero escándalo, porque ya no se sabe distinguir por donde van las cosas y, entra la desilusión y el desánimo.


Aleluya       Mc  9,  6
Aleluya, aleluya.
Los cielos se abrieron
y se oyó la voz del Padre:
Este es mi Hijo, el amado; escuchadle.
Aleluya.


EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Mateo       3,  13‑17
Apenas se bautizó Jesús, vio que el Espíritu de Dios bajaba sobre él

En aquel tiempo, fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara.
Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole: —Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?
Jesús le contesto: —Déjalo ahora. Esta bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere.
Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: —Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto.
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

“CONTRASTES ENTRE LOS HOMBRE DE DIOS”
            Contrasta la actitud de Juan y la de Jesús con la de los seguidores de ambos: En los tiempos de Juan, aquellos que iban al Jordán a escucharlo y se bautizaban, normalmente pasaban después y se quedaban en su grupo de discípulos. Jesús, en cambio, fue también al Jordán, escuchó a Juan y se bautizó, pero no se quedó en el Jordán ni tampoco se hizo discípulo de Juan.
            Pasados unos pocos años, en los primeros tiempos de la iglesia, se entabló una pequeña “bronca” entre los seguidores de Juan que decían que su maestro era más importante ya que había convencido a Jesús y Éste se había hecho bautizar, mientras que los seguidores de Jesús decían que si Juan era algo era porque Jesús le había dado el visto bueno escuchándolo y bautizándose.
            Mientras que Juan se presenta como un hombre sencillo y humilde que reconoce que no es digno de desatar la correa de la sandalia de Jesús y el mismo Jesús se presenta confundido entre la fila de pecadores asumiendo toda la realidad humana, con todas sus flaquezas, ellos se ponen a montar problemas discutiendo la relevancia de sus  maestros, es por lo que el evangelista S. Mateo  tiene que aclarar la cuestión y dejar las cosas en
 su sitio.
            El gesto de Jesús no es más que un signo más de la actitud de obediencia al Padre y de solidaridad absoluta con el hombre del que ha asumido su naturaleza y ha cargado con todas las consecuencias y haciéndose el “siervo” que asume con docilidad todas las debilidades humanas.
            El marco del bautismo es una proclamación de la persona de Jesús que ha venido siendo anunciada por Juan como el enviado de Dios, el ungido por el Espíritu y el sostenido por el amor y la predilección de Dios para cumplir la misión que se le ha encomendado.
            A partir de este momento ha cambiado por entero la visión de Dios que tiene el hombre, sus relaciones con Él, y el conocimiento que tendrá, pues  ahora será el Espíritu santo quien hará todo esto.