DOMINGO -IV- DEL TIEMPO ORDINARIO -B-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Deuteronomio 18, 15‑20
Suscitaré un profeta y pondré mis palabras en su boca

Moisés habló al pueblo, diciendo: 
—«Un profeta, de entre los tuyos, de entre tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios. A él lo escucharéis. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb el día de la asamblea: "No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio; no quiero morir." 
El Señor me respondió: "Tienen razón; suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca, y les dirá lo que yo le mande. A quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá.”» 
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN

¡¡AY DE LOS FALSOS PROFETAS!!”   
            
El pueblo tiene miedo de enfrentarse directamente con Dios y elige un intermediario a través del que Dios habla y el pueblo se expresa; en este momento podríamos decir que nace la institución profética en el pueblo de Israel.
            Lógicamente, el que es elegido para este ministerio, ha de ser una persona de una fidelidad intachable, es un instrumento de Dios y del pueblo; la mentira o los intereses personales, han de quedar completamente desterrados; se entiende, entonces, que esté penado con la muerte aquel que rompe esta norma, pues distorsionaría la voluntad de Dios y la del pueblo y podría, con su mentira, llevar a la catástrofe.
 Pondré mis palabras en su boca, y les dirá lo que yo le mande. A quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá”.
            Por lógica, también se entiende que el que no quiera escuchar lo que dice el profeta, se estaría oponiendo abiertamente a Dios y al pueblo.
            El problema aparece cuando no es la verdad, la razón, el amor, la paz, la justicia …: Dios a quien se sirve, ni es el referente que se mitra para dirigir a un pueblo, sino los intereses concretos de una persona o un partido o una institución; aquí se rompe todo: entonces el “profeta” ya no es profeta que sirve de intermediario entre Dios y el pueblo, sino el portavoz del grupo o de los intereses que se sostienen, en contra del pueblo. Entonces, ya no es la fidelidad a la verdad la que se impone como norma suprema, sino el engaño, la astucia, la mentira, la violencia, el descrédito… pues lo que se juega, no es la felicidad y la paz del pueblo, sino el poder y la soberanía sobre él.
            Al  detenernos a contemplar este panorama que nos pinta la palabra de Dios, se hace imposible el aguantar el aterrizaje en el momento en que vivimos, pues cayó en picado la imagen de los “profetas” que deben ser la voz de la justicia y de la verdad y se hundió la institución en el descrédito más grande, hasta el punto que, son considerados como el peor de los males que atacan al pueblo, pues han establecido el robo y el atropello como ley. Si algo estamos necesitando son verdaderos servidores del pueblo que gestionen la justicia con la verdad, el amor y la honradez; han perdido toda la credibilidad y se están convirtiendo en el peor enemigo del pueblo, pues sirven a otros patrones, por lo que sentimos la necesidad de defendernos, antes que confiarnos, pues se tiene la sensación de encontrarte con una institución de asaltantes.

Salmo responsorial Sal 94, 1‑2. 6‑7. 8‑9 (R/.: 8)

R/.  Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/. 
R/.  Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R/. 
R/.  Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en  el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron,
aunque habían visto mis  obras.» R/. 
R/.  Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 32‑35
La soltera se preocupa de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos

Hermanos:
Quiero que os ahorréis preocupaciones: el soltero se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido.
Lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose  a ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando  contentar a su marido.
Os digo todo esto para vuestro bien, no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa  noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

“PONER LA FUERZA EN LO QUE VALE LA PENA  
            
 Para S. Pablo hay algo que es irreversible: el tiempo está cerrado, ya no hay posibilidad de otra cosa, el camino se ha establecido y esta es la alternativa que Dios ha presentado para los últimos tiempos: el reino de Dios se ha establecido como tarea y como meta, todas las demás cosas tienen valor en cuanto están orientadas a este absoluto y sirven de instrumentos para su construcción.
            Quedarse estancados o amarrados en cosas que son pasajeras y no llevan a ningún sitio, sino que por el contrario, lo único que nos hacen es perder el tiempo, el ánimo, la fuerza y nos llenan de preocupaciones y dolor, es una tontería perder la vida en ellas.
            Desde esta perspectiva, Pablo hace una llamada a la comunidad e invita a que no pierdan la libertad, la alegría, la esperanza por cosas que no tienen importancia y que están llamadas a quedarse en el camino.
            No está invitando al pasotismo (quemeimportismo) ni aboga por la irresponsabilidad, antes bien, hace todo lo contrario, se trata de no perder el tiempo sino en aquello que es fundamental y va a quedar para siempre, teniendo cuidado de no hacer como absoluto nada que sea temporal y pasajero, de forma que nos pueda distraer y perder el sentido de la vida y de la lucha.
            ¡Cuánto bien nos haría ponerle atención a todo esto que dice S. Pablo a los cristianos! y teniéndolo en cuenta, en la iglesia nos dedicáramos a poner toda la fuerza en lo que es fundamental, en lugar de perdernos en tantas tonterías que a veces nos ofuscamos y dejamos de ser testigos de lo que Cristo nos dejó, porque más lo estamos siendo de otros intereses.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 21‑28
Enseñaba con autoridad

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaúm, y cuando el sábado siguiente fue  a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los  escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:
—«¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién  eres: el Santo de Dios.» 
Jesús lo increpó:
—«Cállate y sal de él.» 
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron  estupefactos:
—«¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les  manda y le obedecen.» 
Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Palabra del Señor.

REFLEXION

“EL DEMONIO”

            En el evangelio de hoy aparece un hecho que suele sorprender y que está en plena actualidad, por lo menos en la mesa del debate. Jesús se encuentra con un “endemoniado”, una persona poseída por el demonio. Al instante surge la pregunta: ¿Existe el demonio? ¿Cómo es? ¿Qué es?...
            El personaje del demonio es  algo que tiene un movimiento pendular en la historia: hay épocas en que ha llegado a ser algo así como el “coco” con el que se asusta a los niños y a la gente y que está a la caza y captura del más mínimo detalle para  atrapar a quien se descuida, incluso se mete en todo lo que hacemos para evitar que salga bien.
            Hay otras épocas, en cambio,  en las que se considera un cuento para asustar en el que no creen ni los niños.
            Pero entonces, ¿Qué hay de verdad en esto? Al demonio, como ser espiritual que pertenece a otro nivel, no es posible verlo, como ocurre con todos los seres espirituales, por tanto, nadie puede decir cómo es, pero lo que no cabe duda es que su fuerza se hace sentir y que tiene poseídos a mucha hombres y mujeres: poseídos por el MAL
            Un autor del siglo pasado, Arthur Lyons, escribía un libro en el que afirmaba: “El diablo ha vuelto”. Si nos paramos a mirar con detenimiento, veremos que en parte lleva una gran razón, pues su poderío, el poder del mal, es fortísimo, hasta el punto de estar de moda, no para perseguirlo, sino todo lo contrario y, hasta para tenerlo como espectáculo, pensemos en todos los films realizados sobre el demonio y la gran aceptación que tienen: “El exorcista”, la opera en Rock “Lucifer”, la Biblia Satánica, los grupos seguidores de Satanás.
            Si nos detenemos en la actualidad, podremos ver la cantidad de espectáculos que se montan ridiculizando a Cristo, su obra, sus apóstoles y, sobre todo, lo que se está escribiendo…
            Es cuestión de acercarse a cualquier librería y podremos encontrar un sinnúmero de libros editados en contra de Jesucristo, su iglesia y todos sus seguidores.
            Pero sobre todo, el gran espectáculo satánico lo tenemos en todos los corruptos que se exhiben a diario en las cadenas de televisión y en los noticieros, en los que se nos muestra más del 90% el reinado del MAL legalizado y establecido como normal, hasta el punto que llegan momentos en que entran ganas de aislarse y no salir a la calle ni mirar, pues da la sensación de que no existe el BIEN por ningún sitio, pues cuando a alguien se le ocurre proclamarlo, se burlan de él y lo desprestigian.
            Según esto, podemos concluir con toda certeza que, el demonio no es un cuento para asustar a niños, sino una realidad mucho más fuerte y peligrosa que nos envuelve y, contra la que no se puede bajar la guardia, porque nos destruye.
            El demonio, sea lo que sea, a la vista de los hechos, y mientras no se demuestre lo contrario, está en el hombre, y existe para destruir al hombre y actúa con el hombre, explotando, despojando, torturando, matando, alienando, haciendo la vida imposible a sus semejantes. Hay personas e instituciones que no tienen otro calificativo que el de MALVADOS, MALOS… ENDEMONIADOS