DECIMONOVENO DOMINGO -A-

Lectura del Libro primero de los Reyes 19, 9a. 11‑13a

Aguarda al Señor en el monte 

En aquellos días, al llegar Elías al monte de Dios, al Horeb, se refugió en una gruta. El Señor le dijo:
—Sal y aguarda al Señor en el monte, que el Señor va a pasar.
Pasó antes del Señor un viento huracanado, que agrietaba los montes y rompía los peñascos: en el viento no estaba el Señor. Vino después un terremoto, y en el terremoto no estaba el Señor. Después vino un fuego, y en el fuego no estaba el Señor. Después se escuchó un susurro.
Elías, al oírlo, se cubrió el rostro con el manto y salió a la entrada de la gruta.
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN          

LA FUERZA DEL AMOR Y DE LA SENCILLEZ   

           El momento que nos presenta el pasaje del libro de los Reyes es crítico:  la confusión se ha apoderado del pueblo y se duda hasta de la misma existencia de Dios; los líderes del pueblo se habían corrompido hasta el extremo de haber prostituido la ley, de forma que ya no se podía confiar en ella, pues no era la expresión de la voluntad de Dios, sino el “apaño” que habían hecho los grandes; la religión, lo mismo que la ley, había caído en descrédito, hasta el punto que habían entrado en competencia otras religiones instauradas por los dirigentes; esos nuevos dioses que se habían introducido legitimaban la violencia, la intolerancia y hasta el expolio de los bienes del pueblo.

           En esta situación Dios llama a Elías que se ha escondido huyendo de la situación y le hace ponerse en su presencia, porque va a pasar y le va a dar un recado para que se lo dé al pueblo. Es esta situación de conflicto es complicado descubrir dónde está el Señor, cómo se presenta, cuáles son los signos de su presencia… “en el viento no estaba el Señor… en el terremoto no estaba el Señor… en el fuego tampoco estaba el Señor. Después se escuchó un susurro… y en la brisa suave y fresca estaba el Señor”.

           Lo que acontece después es muy duro, ya que el pueblo se ha desviado por entero del camino del Señor y tiene que aguantar las consecuencias.

           Elías se levanta y empieza a denunciar todos los atropellos que se están haciendo y en medio de persecuciones y amenazas, comienza una campaña de purificación de la religión y de todo lo que la envuelve, pero su iniciativa es considerada maléfica y se revuelve una persecución mucho más violenta contra él, después del encuentro que tiene con los sacerdotes de Baal y la gran masacre que se da.

           Dios se le hace presente para hacerle ver que no es la violencia la solución y le invita a tomar el camino de la paz y la sencillez y opta por animar a un grupo pequeño de discípulos para que continúen su misión. La violencia solo puede establecer la sumisión y el orden que impone un grupo que tiene el poder y somete, pero la paz, la justicia y el amor no pueden ser fruto de la violencia y de la espada. 

Salmo responsorial Sal 84, 9ab‑10. 11‑12. 13‑14 


V/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. 

V/. Voy a escuchar lo que dice el Señor.
Dios anuncia la paz.
La salvación está ya cerca de sus fieles
y la gloria habitará en nuestra tierra.
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.  

V/. La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra
y la justicia mira desde el cielo.
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. 

V/. El Señor nos dará la lluvia
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos.
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. 

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 9, 1‑5
Quisiera ser un proscrito por el bien de mis hermanos

Hermanos:
Como cristiano que soy, voy a ser sincero; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza y sangre, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo.
Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según lo humano, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén.
Palabra de Dios 

REFLEXIÓN 

EL MISTERIO OSCURO DEL SER HUMANO    

S. Pablo se siente judío y orgulloso de serlo, pero no puede dejar de expresar su estupor, su decepción y tristeza al ver a su pueblo cómo se ha cerrado en banda a la verdad y no quiere aceptar la propuesta que le trae el Señor; esto le produce un dolor tal que estaría dispuesto a aceptar lo que le propusieran, con tal de que su pueblo saliera de la situación en la que ha entrado que le lleva a su muerte y a su destrucción: “Siento una gran pena y un dolor incesante”.

Es, por tanto, una reflexión que Pablo hace desde el dolor y la incomprensión que le lleva al desconcierto, pues ve que no es el Espíritu del Señor lo que está animando esta situación, sino el fanatismo religioso que está alentado por otros intereses, que no son los de Dios y que les está haciendo que no reconozcan a su salvador, ni nada de lo que han venido gozando durante siglos.

Pablo no se mueve por otro interés que no sea “el bien de sus hermanos”, lo demás le importa poco; él no busca “convertir” a nadie ni “reclutar” para su grupo, sino que su pueblo encuentre la salvación y la felicidad, por lo que estaría dispuesto a someterse a lo que hiciera falta: “pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza y sangre, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo”.

Pero Pablo no deja de reconocer algo que es tremendo: “Estar lejos de Cristo es peor que la misma muerte”, sin embargo, hasta eso sería capaz de hacerlo por su pueblo.

Pablo se sorprende enormemente al ver cómo están desperdiciando todos los elementos que tienen en sus manos, lo poseen todo: “Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según lo humano, nació el Mesías…” sin embargo, no se les ha iluminado la mente y se están destruyendo en el odio y en la muerte.

Sigue siendo el gran misterio de la humanidad: teniendo todos los elementos necesarios para ser feliz, el hombre y los pueblos prefieren destruirse y optan por la muerte en lugar de optar por la vida y la felicidad.
 

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 14, 22‑33
Mándame ir hacia ti andando sobre el agua 

Después que se sació la gente, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla mientras él despedía a la gente.
Y después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. Llegada la noche estaba allí solo.
Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo en seguida:
— ¡Animo, soy yo, no tengáis miedo!
Pedro le contestó:
—Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua. El le dijo:
—Ven.
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
—Señor, sálvame.
En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
— ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?
En cuanto subieron a la barca amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él diciendo:
—Realmente eres Hijo de Dios.
Palabra del Señor 

REFLEXIÓN

EL MIEDO Y LA DUDA ANTE LA VERDAD 

Con el pasaje de la barca zarandeada por la tormenta del lago, S. Mateo nos presenta la realidad de una comunidad que vive en el mundo convulsionado (el mar); la barca está segura, pero los tripulantes andan asustados, desconcertados, en medio de la noche, es decir: sin perspectivas, sin ver claro y les entra a todos el pánico, hasta el punto que cuando Jesús se hace presente, creen que es un fantasma, les cuesta reconocerlo…

Jesús les habla y su palabra los calma, Pedro quiere cerciorarse de que es verdad lo que está viendo y lo pone a prueba sin abandonar la duda que lo invade y se viene abajo ante la tormenta que persiste.

Es una escenificación perfecta de cómo una comunidad se puede venir abajo cuando entra en la oscuridad (pierde el horizonte de Jesús) y se adentra en los avatares del mundo donde todo se disloca, pues no son los intereses de la paz, de la justicia, del amor, de la verdad… los que marcan el ritmo, sino todo lo contrario y, cuando en la comunidad esos intereses se pierden o se quieren casar con los del mundo, entonces entra en la tormenta y en plena oscuridad, hasta el punto que cuando se ven los signos de la presencia de Jesús, hasta escandalizan y se tergiversan e incluso se critican.

La comunidad descubre el verdadero rostro de Jesús en la calma, lo mismo que le ocurre a Elías.

La iglesia y nuestras comunidades pequeñas, están expuestas a un constante forcejeo con la presión externa de todo tipo que amenaza con destruir los valores del reino que son nuestros únicos y grandes referentes, pero eso no lo va a cambiar nadie, eso no peligra; lo que sí está en constante peligro es el personal que hay dentro de la barca: ahí es donde está el peligro, por las decisiones que se toman impuestas por el miedo ante los “fantasmas” que se presentan y la incapacidad de ver a Jesús resucitado que ha vencido la muerte.