Lectura del profeta Isaías
25,6‑10a
El Señor preparará un festín,
y enjugará las lágrimas de todos los rostros
Aquel día, el Señor
de los ejércitos preparará para todos los pueblos, en este monte, un festín de
manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos
generosos. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el
paño que tapa a todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre. El Señor
Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio de su pueblo lo
alejará de todo el país. ‑Lo ha dicho el Señor ‑
Aquel día se dirá:
"Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; celebremos
y gocemos con su salvación. La mano del Señor se posará sobre este monte."
Palabra
de Dios
REFLEXIÓN
DIOS
CUMPLE SU PALABRA
El profeta Isaías recoge las
ilusiones, las esperanzas,, los deseos de su pueblo que anda buscando comida,
para saciar el hambre y na paz estable en la que pueda fundamentar su alegría,
su estabilidad y su seguridad… Andan buscando y luchando mientras este
sentimiento es manipulado por sus dirigentes que lo tuercen y se aprovechan de
la equivocación en la que constantemente hacen caer al pueblo.
Frente a esta manipulación y engaño de los dirigentes,
Isaías proclama y anuncia lo que Dios tiene preparado para su pueblo: “un
festín con manjares” que van a hacer que desaparezca el hambre, no solo de su
pueblo, sino de toda la tierra; va destruir todo aquello que impone la muerte y
fomenta la inestabilidad y la inseguridad “borrando de la tierra el oprobio de
su pueblo”. El profeta proclama todo esto como compromiso del Señor.
Hoy sigue resonando también para nosotros esta palabra en
la que Dios se compromete. Pero no es algo que queda ahí flotando en el aire
como una palabra que se la lleva el viento en el transcurso de los tiempos. Esa
palabra tuvo ya su cumplimiento: Cristo vino, la puso en acción, su proyecto lo
inició con el compromiso de apoyarlo y sostenerlo con su misma fuerza y
presencia.
La Eucaristía es la actualización diaria de este compromiso…
Todo lo que depende de Él está puesto ya, falta ahora nuestra aceptación y
nuestro compromiso.
Salmo responsorial: 22
Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
El Señor es mi pastor, nada me
falta: /
en verdes praderas me hace
recostar; /
me conduce hacia fuentes
tranquilas /
y repara mis fuerzas. R.
Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Me guía por el sendero justo,
/
por el honor de su nombre. /
Aunque camine por cañadas
oscuras, /
nada temo, porque tú vas conmigo:
/
tu vara y tu cayado me
sosiegan. R.
Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Preparas una mesa ante mí, /
enfrente de mis enemigos; /
me unges la cabeza con
perfume, /
y mi copa rebosa. R.
Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Tu bondad y tu misericordia me
acompañan /
todos los días de mi vida, /
y habitaré en la casa del
Señor /
por años sin término. R.
Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Lectura de la carta del
apóstol S. Pablo a los Filipenses 4,12‑14.19‑20
Todo lo puedo en aquel que me
conforta
Hermanos: Sé vivir
en pobreza y abundancia. Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el
hambre, la abundancia y la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta.
En todo caso, hicisteis bien en compartir mi tribulación. En pago, mi Dios
proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su
espléndida riqueza en Cristo Jesús. A Dios, nuestro Padre, la gloria por los
siglos de los siglos. Amén.
Palabra
de Dios
REFLEXIÓN
DIOS
SUPERA NUESTRAS EXPECTATIVAS
Pablo se dirige a
la comunidad de Filipos, que tranquilamente podría ser la nuestra, pues las
razones que esgrimían los filipenses eran las mismas que esgrimimos hoy
nosotros para no dar la respuesta que el Señor nos pide: la situación
económica, laboral,, social, política…para escurrir el hombro y no afrontar la
responsabilidad que tenemos de dar testimonio.
Pablo sostiene que ninguno de estos condicionantes puede
ser excusa para dejar de dar testimonio y hacer las cosas como Dios quiere: “
“Sé pasar pòr estrecheces y vivir en la abundancia… de todo me siento capaz” No
es el dinero ni la pobreza, ni ninguna situación la que puede convertirse en
razón para eximirnos de la obligación que tenemos. S. Pablo atestigua que la
única fuerza que nos sostiene es Cristo.
Sin embargo, hay algo que supone una fuerza poderosa: el
apoyo solidario de los hermanos que él agradece, concretamente a los hermanos
de Filipos que han tenido un gesto grandioso con él :”al solidarizaros conmigo
en la tribulación” y les recuerda algo que es fundamental y clave: “Dios no se deja ganar en solidaridad” y
les asegura que Dios ha de responder
“con largura en todas vuestras necesidades!.
Lectura del santo evangelio
según S. Mateo 22,1‑14
A todos los que encontréis,
convidadlos a la boda
En aquel tiempo, de
nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los
ancianos del pueblo: "El reino de los cielos se parece a un rey que
celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados
a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les
dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas,
y todo está a punto. Venid a la boda." Los convidados no hicieron caso;
uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a
los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus
tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no
se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que
encontréis, convidadlos a la boda." Los criados salieron a los caminos y
reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se
llenó de comensales. [Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en
uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿Cómo has entrado
aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey
dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las
tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos
son los llamados y pocos los escogidos."]
Palabra
del Señor
REFLEXIÓN
LA
AUTO-EXCLUSIÓN
Jesús está muy
cerca de su pasión y muerte; ha mantenido una fuerte bronca con las autoridades
judías y esta parábola cierra el ciclo de las tres parábolas que Jesús les
lanza ante su cerrazón y empecinamiento, frente a su propuesta del reino.
Las autoridades se cierran y sostienen su situación de
seguridad basada en la injusticia y en el atropello; no admiten la propuesta de
Jesús y cada uno pone su excusa mientras otros, incluso se revuelven con
violencia.
Jesús proclama que el reino está preparado, todo está
puesto ya en movimiento, solo falta que los invitados acepten, pero resulta que
se autoexcluyen del banquete una y otra vez: se han cerrado y no quieren
participar del banquete.
Al final, el Padre abre su invitación a otros que no
tenían posibilidades, hasta que se llenó la sala y proclama que el banquete es
para todos. Los únicos que no tendrán cabida son aquellos que siguen cerrados
en sus esquemas, no aceptan el proyecto, desprecian la propuesta del señor… no
se quieren vestir el “traje de fiesta” que el dueño regala: el traje del amor,
de la verdad, de la justicia, de la paz, de la fraternidad…, sino que ellos quieren
seguir vistiendo el suyo.
El no ir vestido con el traje de fiesta indica que se ha
despreciado la propuesta y las condiciones del anfitrión, lógicamente no
merecen estar en el banquete donde ellos mismos se están excluyendo.
Es imposible mirar para otro lado viendo la situación en
la que nos encontramos y lo que se está haciendo por parte de los que manejan
todo el “tinglado”; su oposición es abierta al reino de la paz, de la
fraternidad, de la justicia y de la verdad; es más, ni se quiere oír hablar de
esto y cuando alguien aparece dispuesto
a dar la cara, rápidamente desaparece o
se le calla.
La historia se repite al pie de la letra, a veces,
incluso, con los mismos esquemas, pero lo que es incomprensible desde todo
ángulo por donde se le mira es que aquellos mismos que están sufriendo las
consecuencias de estos “matones”, los siguen apoyando, sosteniendo y
aupándolos. Necesitamos que Dios haga un gran milagro de forma que rompa la
cerrazón en la que nos hemos acomodado.